Concentración y memoria

Uno de los problemas más comunes que sufrimos a la hora de tener que estar centrados en un mismo objetivo durante un largo periodo de tiempo es la concentración. Cada vez nos cuesta más estar enfocados en un mismo punto, sobre todo durante bastante rato. Hay tantas herramientas distractoras en nuestro entorno, que es muy fácil desviarnos del camino y perder la concentración, y por consiguiente, perder capacidad retentiva, y por tanto memoria.

Cuando hacemos referencia al concepto de concentración, a lo que nos referimos es a nuestra capacidad de centrar nuestra mente en una tarea concreta, y mantenerla de una manera prolongada en el tiempo. Sobretodo encontramos este problema en estudiantes, y cada vez es más frecuente y más acentuado este problema, en las nuevas generaciones, que muestran un tiempo de concentración bastante más bajo que en tiempos anteriores. Del mismo modo, este problema se presenta en personas adultas que tienen picos de trabajo puntuales. En ambos casos, hay acciones que podemos llevar a cabo para mejorar estas situaciones.

Hábitos saludables para una buena memoria y concentración

Como acostumbra a pasar en muchas de las dolencias que podemos sufrir los seres humanos, uno de los principales factores que pueden influenciar sobre un correcto comportamiento de nuestro organismo, es el descanso. Debemos tener un descanso correcto y reparador, para controlar nuestros niveles de energía. Estos aumentan a partir de las 6h de la mañana y descienden a partir de las 18h de la noche. 

Posteriormente, sobre las 21h, empezamos a segregar melatonina, la sustancia encargada de nuestro ciclo diario, por tanto, deberemos intentar cenar más temprano y no realizar actividades tanto físicas como mentales a partir de según qué horas, para garantizar un descanso correcto.

La dieta va de la mano del descanso, y por este motivo, si queremos mejorar nuestra memoria y concentración, deberemos cuidar nuestra dieta, y asegurarnos de que es completa, equilibrada y natural. Cuanta más energía y más exigente sea nuestro día a día, mejores deberán ser nuestras fuentes de energía. Por ejemplo, deberemos incluir a nuestra dieta alimentos como legumbres, cereales y granos integrales, para de este modo, obtener todas las bondades de las vitaminas del complejo B, y además también, obtendremos unos niveles de glucosa óptimos. Tampoco tenemos que descuidar los frutos secos, como pueden ser las nueces, así como los tubérculos y las verduras. Todos estos alimentos son ricos en minerales muy importantes para el correcto funcionamiento de nuestro cuerpo.