El inicio de la alimentación complementario del bebé, con la introducción de las primeras papillas ya sean de cereales o de frutas, será un paso muy importante e cara a la correcta alimentación del pequeño. Para este proceso, podemos fijarnos en diferentes señales que nos harán saber que ya está preparado para empezar con la alimentación complementaria. Estas señales son la pérdida del reflejo de extrusión, es decir, ya no sacará la lengua para expulsar el alimento, el bebé podrá permanecer sentado y empezará a mostrar deseos de comer abriendo y cerrando la boca.
Para empezar con la alimentación complementaria mediante las papillas, encontramos grandes alternativas a las papillas caseras que son todas aquellas que encontramos en el mercado ya preparadas. Si optamos por ellas, deberemos asegurarnos de que las que usemos no contengan azúcar, ni edulcorantes o preservantes. También deberemos tener en cuenta a la hora de elegir las papillas, que su contenido sea bajo en sodio y en cambio que tenga un alto contenido calórico. Debemos tener en cuenta que todas las papillas están pensada y diseñadas para aportar todas las vitaminas y los nutrientes en las cantidades adecuadas para que resulten de fácil absorción para el bebé.
El primer tipo de papilla que encontramos en el mercado son las papillas de cereales, las cuales nos ayudarán a que el bebé empiece a acostumbrarse a los alimentos sólidos, y al mismo tiempo le estarán aportando una gran cantidad de energía. Este tipo de papillas les aportará un alto contenido en hidratos de carbono de absorción lenta, por tanto, podremos espaciar un poco más las tomas ya que tienen un alto poder saciante. Además de cereales, estas papillas están complementadas con minerales, sobretodo calcio, fósforo y hierro. Es el hierro el elemento que resultará esencial para la correcta formación de glóbulos rojos y también para que el oxigeno consiga circular de forma correcta por todo el cuerpo. Del mismo modo, los cereales aportarán al bebé muchas vitaminas beneficiosas como la vitamina B12, la B2, la B1, la E o el ácido fólico y también fibra.