También los podemos encontrar con forma recta o cilíndrica, que serán ideales para aquellas superficies próximo-linguales y para los espacios entre nuestras muelas. Por su parte, los cepillos interdentales finos nos irán de maravilla para espacios muy reducidos y los cepillos ultrafinos para espacios interdentales especialmente reducidos.
Ahora que sabemos un poco como diferenciar y conocer qué tipos y cómo se clasifican los cepillos interdentales, deberíamos conocer para qué casos y personas están recomendados. Los cepillos interdentales deben usarse por todas aquellas personas que no puedan eliminar de forma completa y eficaz los residuos de comida y de placa dental que se quedan en nuestra boca y que no son eliminados mediante nuestro cepillo convencional o mediante el hilo dental. De este modo conseguiremos controlar la formación de placa en nuestros dientes. Dicho esto, los cepillo interdentales serán especialmente recomendables para personas que tengan espacios interdentales abiertos, que sufran de enfermedades periodontales, periimplantarias, gingivitis o halitosis, también por aquellas personas que tengan implantes, prótesis u ortodoncia. Del mismo modo serán recomendables cuando existan zonas furcales, diastemas o brechas edéntulas.
La importancia del uso de los cepillos interdentales, radica en la importancia de evitar la ausencia de higiene en los espacios interdentales, que puede ocasionarnos la producción de biofilm dental y periimplantario. Mediante el uso de este tipo de cepillos, podremos conseguir prevenir algunas enfermedades como pueden ser la gingivitis o la halitosis, así como la posible formación de caries y de placa dental. Es verdad que el uso del cepillo interdental puede causar al principio cierto sangrado de nuestras encías, aunque este fenómeno no debe suponer un problema, ya que este sangrado desaparecerá en una o dos semanas, siempre que estemos usando el tamaño correcto para cada espacio interdental.