Zumos

No cabe duda de que las frutas otorgan una gran cantidad de nutrientes indispensables tanto para la salud como para el correcto desarrollo de las personas. Aún así, en el caso de los niños más pequeños lo mejor es seguir las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, que nos indica que lo mejor será hacer uso exclusivamente de la lactancia materna hasta los 6 meses de edad, siempre que sea posible, o sino optar por las leches preparadas. Una vez este primer periodo se haya acabado, nuestro bebé ya podrá empezar a beber su primeros zumos de frutas.

En sus primeros meses de vida, el organismo del bebé no se encuentra preparado para digerir de forma correcta todos los diferentes alimentos que existen, y por tanto, será esencial ir introduciendo nuevos alimentos en su dieta de forma paulatina, para que de este modo se pueda ir habituando a ellos. De este modo conseguiremos que nuestro bebé se vaya habituando a este tipo de alimentos y se irá beneficiando de todos sus beneficios nutricionales. En el caso de las frutas, está ampliamente demostrado que proveen de gran cantidad de vitaminas al bebé, las cuales serán indispensables para su salud. Del mismo modo, las frutas y sus, zumos les aportarán minerales, aminoácidos, fibra, calorías y carbohidratos como la glucosa, la sacarosa y la fructosa. Dichos esto, debemos tener en cuenta que al introducir nuevas frutas en su dieta, ya sean enteras o en zumos, pueden llegar a producirse ciertas reacciones adversas leves mientras dure el proceso de adaptación a los mismos. No deberemos preocuparnos en exceso, ya que lo más normal es que se trate de alergias pasajeras, aunque siempre podremos consultar con nuestro pediatra para estar del todo seguros.

Llevar el hábito de dar diversas frutas a nuestros bebés en forma de zumos, conseguirá que se vayan adaptando a su gusto, a los nuevos sabores y en general a los nuevos alimentos. Existen una serie de consejos que deberíamos tener en cuenta a la hora de iniciar la ingesta de zumos de fruta, y el primero de ellos es que deberíamos empezar por zumos de una sola fruta, y dejar una serie de días de diferencia antes de ofrecer un zumo de una fruta distinta. En primer lugar podemos optar por zumos de manzana, de pera, de naranja, de mandarina, de uva o de ciruela. Aquellos zumos de frutas tropicales o de frutas del bosque deberíamos dejarlos para más adelante, ya que suelen tener sabores muy fuertes para los bebés. Los zumos deberían ser lo más naturales posibles, de modo que deberemos intentar evitar aquellos que contengan preservantes y otro tipo de aditivos de tipo químico, sustancias poco beneficiosas para los bebés. Otro consejo es no endulzar los zumos aunque para nosotros parezca que tienen un sabor algo insípido o soso, ya que no solo les estaremos acostumbrando a un tipo de sabor más fuerte y dulce, sino que podemos incluso aumentar el riesgo de que puedan desarrollar patologías hepáticas. Tampoco deberíamos mezclar los zumos con agua ya que se podrían perder parte de las propiedades de las frutas, y deberemos mantener en todo momento una buena higiene, evitando la contaminación de los zumos de fruta con gérmenes o con otros posibles alérgenos.

Otro consejo a la hora de la administración de los zumos, es intentar en la medida de los posible, dárselos con una cuchara, ya que mediante un biberón podemos arriesgarnos a que se tape. También deberemos estar muy atentos a las reacciones del bebé, ya que como hemos comentado pueden surgir casos de intolerancia, de alergias o de diarrea. Hay que tener en cuenta que el organismo necesita de nutrientes en cantidades proporcionales en función de la edad, que le servirán para desarrollarse de forma correcta y para mantenerse sano. Por este motivo, si incluimos zumos de frutas de forma regular en la dieta del bebé, estaremos cubriendo una parte de sus requerimientos nutricionales, y además, cuando crezca, será un niño que disfrutará de las frutas y tendrá unos buenos hábitos de vida.