No deberemos confundir, y esto pasa de forma habitual, el tránsito intestinal con la digestión. No es que sean términos alejados, pero no son exactamente lo mismo. El tránsito intestinal forma parte del proceso de digestión y no es más que el paso de los alimentos que hemos consumido, a través de nuestros intestinos. Los desajustes, las dolencias y en general los problemas al regular el tránsito intestinal, surgen por su aceleración o su ralentización, conduciendo a situaciones de diarrea y estreñimiento, respectivamente..
Qué podemos hacer para regular nuestro tránsito intestinal
Existen diversos factores que pueden empeorar o influir en la regulación del tránsito intestinal. Hablamos por ejemplo del estrés o del sedentarismo, aunque lo que de verdad tiene importancia y nos ayudará a estar mejor o peor, es el tipo de alimentación que tengamos. En función de los alimentos que consumimos, podemos sufrir de hinchazón, gases, pesadez, retención de líquidos e incluso de cierto dolor abdominal.
Antes de hablar de la alimentación, vamos a destacar un aspecto muy beneficioso para regular nuestro tránsito intestinal, y que a menudo, pasamos por alto. Se trata de el hecho de beber suficiente agua. Al día, lo más recomendable es beber entre 1 litro y medio de agua y 2 litros. Y hablamos de agua, no de otros refrescos o de bebidas alcohólicas, ya que estas no hidratan nuestro organismo, y pueden afectar negativamente a nuestra tránsito intestinal.
Ahora sí debemos hablar de la alimentación. Deberemos cuidar lo que comemos, ya que como hemos comentado unas líneas más arriba, muchos de los problemas digestivos, vienen dados por llevar una mala alimentación.