La causas por las que se padece de piel atópica son por norma general, por una predisposición genética, aunque es cierto que pueden existir diversos factores externos, como factores ambientales, alérgicos y alimenticios que pueden desencadenar esta dolencia, e incluso, por culpa del uso de algunas prendas de ropa específicas.
La piel atópica afecta sobretodo a los niños, aunque en muchos casos esto se prolonga hasta la edad adulta, y algunos de ellos seguirán sufriendo de piel atópica durante toda esta etapa. Se ha demostrado que la piel atópica cada vez afecta a más personas debido a nuestros hábitos de vida, por el estrés y por la contaminación creciente.
En el caso de los niños, la piel atópica suele presentarse en la zona del rostro y de las zonas de flexión como pueden ser las rodillas, la muñecas o los codos. Su piel se muestra seca y descamada, desprendiéndose con facilidad. En el caso de las personas adultas, las zonas que más se ven afectadas son la cara y el cuerpo en general, y en ambos casos la piel atópica va acompañada de picor y posibles lesiones causadas por el hecho de rascarse.
Prevención de la piel atópica
Es muy difícil prevenir la piel atópica, porque como hemos comentado anteriormente, depende en gran parte de una predisposición genética, por tanto lo mejor que podremos hacer es controlarla y combatirla para que no vaya a peor. Dicho esto, sí que existen una serie de precauciones que podemos llevar a cabo para evitar y retrasar su aparición.
Lo primero que deberemos hacer es llevar y mantener una correcta hidratación de nuestra piel, ya sea mediante el uso de cremas emolientes o hidratantes, así como con aceites de ducha, para asegurarnos de tener una piel correctamente hidratada, evitando así la sequedad y la escamación. En los casos de piel atópica, durante la ducha se debería limitar el uso del jabón a las zonas más íntimas, y usar aceites de baño en el resto del cuerpo. Del mismo modo podremos aplicar cremas emolientes y secarnos sin frotar.