La importancia de la higiene de los oídos
Nuestro oído es el conducto sensorial interno mientras que el pabellón auditivo es la parte externa del mismo, que está cubierta por folículos pilosos y diversas glándulas. Precisamente estas son las que producen un tipo de aceite ceroso, que recibe el nombre de cerumen, y que se va abriendo paso a medida que se acumula, hasta la abertura de nuestro oído. La cantidad de cerumen o de cera que se produce en el cuerpo depende de cada persona.
La finalidad del cerumen es atrapar las diferentes partículas de polvo que hay en el aire, evitando de este modo que lleguen a nuestro tímpano, y tiene por tanto, una función de protección. Dicho esto, la acumulación de la cera en la entrada de nuestro oído, puede producir el bloqueo de nuestro conducto auditivo externo, siendo ésta una de las causas más frecuentes de la pérdida de audición. Por este preciso motivo resulta vital llevar una correcta higiene de nuestros oídos, y no dejar nunca que se nos acumule en esta zona un exceso de cera. Mantener un oído limpio permitirá a nuestro oído, seguir cumpliendo a la perfección su función auditiva y de equilibrio, y además estarás evitando muchas infecciones que podrían derivar en problemas más graves como la sordera.
La limpieza de nuestros oídos
Hoy en día existe gran variedad de patologías auditivas, sin embargo podremos evitarlas si limpiamos correctamente nuestros oídos las veces que sean necesarias. Para esta correcta limpieza, lo que principalmente deberemos usar es un difusor de agua marina, el cual nos ayudará a diluir la cera acumulada y hará que ésta sea más fácil de remover. Del mismo modo también podremos usar glicerina.